Los arboles, seres magníficos, proveedores de alimento, limpieza de aire, y tantas otras cosas...No es difícil para mí poder visualizar mí ciclos como los de un árbol, desde su comienzo mágico.
Semillas se esparcen ciertamente sin conciencia de si este terreno es apto, la naturaleza sabia, acepta con compasión hasta la más débil de estás dando oportunidad de que crezca y logre su ciclo.
no que clase de está soy, ciertamente el destino me ha puesto en un lugar más aventagado, pero sin duda rodeada de cardos y con dificultad de crecer, por la sombra del poderoso árbol que me dio la vida.
El árbol, que esta siempre robusto y soberbio en presencia, con su corteza lastada por el tiempo, es implacable en el poderío de su zona...En él las malas hierbas, han estado día tras día rodeando su corteza y protegiéndole, pero afixiandolo, (son sus pecados) tan unidos a él como la mala hiedra.
Por que él las protege, aun sabiendo que consumen su vida, será quizás para que ellas oculten que este árbol, ya esta vació por dentro, ahuecado, por el moho.
Nos movemos buscando el escaso sol, y nuestras raíces con lentitud crecen, siendo marcadas nuestras cortezas por paso del tiempo, y otros seres, pero el daño más fuerte viene de los pequeños derrumbes de ramas del árbol mayor, quién libera sin piedad a todo visitante de su copa, cayendo sobre las frágiles ramas, lo que queda de nuestro primer comienzo.
Marcados por esté, y torciendo un poco nuestros cuerpos para poder alcanzar los pequeños rayos de sol...
las raíces de poco en poco, se hacen fuertes, pues sin ella ya hubiéramos desaparecido...La semilla que ya tiene vida viaja mentalmente, a tierras nuevas, donde el aire es más puro y la vida será fértil.
Deberá solo esperar el descenlace, de que el gran árbol caiga y libere con él... la vida retenida.
Semillas se esparcen ciertamente sin conciencia de si este terreno es apto, la naturaleza sabia, acepta con compasión hasta la más débil de estás dando oportunidad de que crezca y logre su ciclo.
no que clase de está soy, ciertamente el destino me ha puesto en un lugar más aventagado, pero sin duda rodeada de cardos y con dificultad de crecer, por la sombra del poderoso árbol que me dio la vida.
El árbol, que esta siempre robusto y soberbio en presencia, con su corteza lastada por el tiempo, es implacable en el poderío de su zona...En él las malas hierbas, han estado día tras día rodeando su corteza y protegiéndole, pero afixiandolo, (son sus pecados) tan unidos a él como la mala hiedra.
Por que él las protege, aun sabiendo que consumen su vida, será quizás para que ellas oculten que este árbol, ya esta vació por dentro, ahuecado, por el moho.
Nos movemos buscando el escaso sol, y nuestras raíces con lentitud crecen, siendo marcadas nuestras cortezas por paso del tiempo, y otros seres, pero el daño más fuerte viene de los pequeños derrumbes de ramas del árbol mayor, quién libera sin piedad a todo visitante de su copa, cayendo sobre las frágiles ramas, lo que queda de nuestro primer comienzo.
Marcados por esté, y torciendo un poco nuestros cuerpos para poder alcanzar los pequeños rayos de sol...
las raíces de poco en poco, se hacen fuertes, pues sin ella ya hubiéramos desaparecido...La semilla que ya tiene vida viaja mentalmente, a tierras nuevas, donde el aire es más puro y la vida será fértil.
Deberá solo esperar el descenlace, de que el gran árbol caiga y libere con él... la vida retenida.
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